Estudios: Doble Grado en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas

Universidad: Vilniaus Kolegija (Vilna, Lituania)

Instagram: Elelopezcruz

 

- ¿Qué te impulsó a realizar tu periodo de estudios en el extranjero?

Yo estudio el doble grado de Derecho y ADE, el Derecho me da una base sólida de la realidad normativa que nos rodea, pero me gustaría orientar mi futuro profesional hacia ADE y creo que para ello es necesario complementar mis estudios con experiencias internacionales y con la práctica del inglés, por ello pensé que estudiar un año en el extranjero sería una buena oportunidad para ello.

 

- ¿Cuáles fueron las motivaciones para elegir Lituania?

Quería conocer un sitio diferente y que reuniera todos o casi todos mis “must be”.

Para mí, Europa del Este era muy desconocida y me atraía, además Lituania reunía muchos de esos requisitos:  es un país que se está desarrollando mucho en los últimos años, con muchos servicios, que recibe muy bien a los estudiantes internacionales, que no es caro y Vilna en concreto es la capital del Estado, con todo lo que conlleva, por ejemplo, tiene aeropuerto con muchos destinos y Embajada. No es una ciudad demasiado grande y por tanto más manejable y no tan caótica como otras grandes capitales.

 

- ¿Qué esperabas de tu experiencia Erasmus+/país de destino/universidad de destino y cómo fue en realidad?

Imaginaba que iba a conocer a mucha gente, pero la realidad ha superado con creces a lo esperado.

No esperaba convivir con estudiantes de África, India, Turquía, Portugal Bélgica… y ha sido muy positivo.

He aprendido de todos ellos.

Lituania no me ha defraudado, todo lo contrario, me ha impresionado no solo por lo que ya intuía sino por la riqueza natural del país en sí, tiene muchísimos bosques y lagos, creo que es una gran desconocida que no tardará en descubrirse.

 

Respecto a la Universidad tenía cierta inseguridad sobre las clases, los profesores, la burocracia… pero solo tengo palabras de agradecimiento por la acogida que recibimos todos los estudiantes internacionales, y por el acompañamiento que han hecho, incluso en los meses de confinamiento.

Siempre nos hemos sentido cuidados y han estado a nuestra disposición teniendo una comunicación fluida.

Por tanto. mis expectativas se han superado en todos estos aspectos.

 

- ¿Recomendarías ir a Vilna, Lituania a otros estudiantes?

Muchísimo. Es un destino muy inteligente. Las clases son muy prácticas y aprendes bastante. También vivir allí es muy barato y hay buena calidad de vida en la capital. Está muy bien comunicado y es una zona clave, si una vez ahí te apetece viajar a países cercanos, es bastante económico.

 

- ¿Cuánto dinero recibiste a través de la beca Erasmus+? ¿Fue suficiente? ¿Eras un sitio barato o caro?

Alrededor de 3.000 euros, aunque aún no he terminado de recibirlo todo, pero si es cierto que lo recibido, que casi es el total, me lo ingresaron pronto. Para vivir aquí en Vilna está bien.

 

- ¿En qué idioma estaban tus clases? ¿Fue difícil acostumbrarse?

En inglés.  En general se entiende bien a los profesores, eso no ha sido un problema.

Además, la población tiene un buen nivel de inglés, por lo que no hay ningún problema para comunicarse y se practica bastante. Para mí no fue difícil, me adapté rápido.

 

- ¿Fue difícil aprobar? ¿Qué clases/profesores te gustaron más/menos?

No, solo que a algunas asignaturas les tuve que dedicar más tiempo, pero lo hice encantada.

El sistema educativo de aquí me gusta mucho porque es muy práctico, tienes que trabajar a diario, hay mucha evaluación continua, y si lo haces, no es difícil aprobar, y te enseñan, al menos en mi caso, cosas muy prácticas como, por ejemplo, programas informáticos muy útiles de cara al futuro.

No podría destacar ninguna clase o profesor, todos se han involucrado mucho y estaban muy pendientes de lo que necesitase. Ha sido un trato muy cercano. Las clases eran muy reducidas porque nos juntaban a todos los erasmus, no estábamos con los demás alumnos, estaban adaptadas a nosotros.

 

- ¿Fue difícil encontrar alojamiento? ¿Qué consejos darías a tus compañeros?

No, porque otra cosa buena que tiene Vilna, es que, al ser capital, tiene muchísimas universidades con residencias, por lo que mi universidad me ofreció una y la acepté.

Y aquí estoy, con todos los demás erasmus.

Me costaba 125€ al mes en habitación compartida, y ahora con la situación del Covid-19, nos lo rebajaron a 60€ mientras terminase el curso, y hasta que podamos volver a nuestro país. Otro detalle que agradecimos.

Por tanto, recomiendo aceptar la residencia que ofrecen que además es confortable y económica.

 

- ¿Cómo es la atmósfera en tu universidad de destino/origen?

En general, tanto ámbito universitario como en la ciudad, los lituanos tratan muy bien a la gente que llega de otros países.  Al ser relativamente nuevo en el programa Erasmus, como en la Unión Europea, imagino que quieren causar buena impresión, y eso se nota y se agradece. El ambiente en la UAL también es cercano.

 

- ¿Qué cosas recomendarías visitar y hacer en tu ciudad de destino?

Es una ciudad muy diversa con bastantes cosas que ver. Concretamente recomiendo:

Subir a la colina de “Las Tres Cruces” y ver el atardecer desde allí. Este es uno de los miradores más populares de Vilna ya que se ve toda la ciudad.

Es curioso, porque está en el centro de la ciudad, pero para llegar a él tienes que subir unas escaleras de madera que se encuentran en mitad del bosque. Aquí se aprecia mucho el contraste de estar en plena ciudad y de repente aparecer en el bosque, es sorprendente y muy peculiar.

También visitar Uzupis que es un barrio alternativo que se auto declaró independiente como la República de Uzupis y cuenta con su propia Constitución.  Ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Me sorprendió mucho cuando lo supe. Ver los globos desde el Vingio Parkas que es uno de los parques más grandes de la ciudad y lo atraviesa un río. En Vilna es muy común montar en globo y ver toda la ciudad desde ahí.  Visitar  el Mercado Central, la plaza del Ayuntamiento, el  Museo de Holocausto y el museo de las Ilusiones Ópticas, la avenida de Gediminos, que es el centro de la ciudad, ahí también se encuentra la Catedral, que es uno de los principales atractivos , la Torre de laTelevisión, que es el edificio más alto de Vilna, y que cuenta con un restaurante en la última planta, la Torre de Gediminas, que  es otro mirador cerca del centro al que puedes subir con funicular.

Para ir a tomar algo la calle de Vilnius Gatve, está llena de los bares y terrazas.

Ver el Barrio judío, la iglesia de San Casimiro, la iglesia San Pedro y San Pablo. Hay muchas iglesias preciosas por toda la ciudad, pero esas son mis favoritas.

También recomiendo visitar los lagos, ¡son preciosos! Los Green Lakes, lago de Sauletekio, Lake Balzis.

 

- ¿Qué diferencias ves entre tu ciudad de destino y de origen?

Principalmente destacaría el transporte, tanto por la ciudad como con los alrededores, Vilna está muy bien comunicada, y es lo que pienso que falta en Almería.

Una cosa que nos llamó mucho la atención de allí es que por el 8M no se iba a realizar ninguna manifestación, por lo que decidimos unirnos todos los erasmus y organizarla nosotros mismos.

Esto conllevó un gran trabajo puesto que tuvimos que pedir varios permisos para poder llevarla a cabo.  Al final pudimos realizarla, y resultó ser un hito histórico: se llevó a cabo la primera manifestación feminista en Lituania, me siento orgullosa de ello y espero que no sea la última y la igualdad de género sea una realidad también allí.

 

- ¿Qué impacto ha tenido esta experiencia en tu vida?

Muchísimo. Creo que hay un antes y un después. He conocido personas muy diferentes, me estoy adaptando a situaciones diversas, estoy aprendiendo a ser más flexible, he realizado sin rechistar viajes de 16h en bus, por ejemplo, yendo de Vilna a Ucrania, con la misma satisfacción que si fuese en un tren en primera clase...

Estoy conociendo muchísimas culturas, que desconocía, y me están enriqueciendo mucho a nivel personal.

He convivido con muchos estudiantes con nacionalidades y culturas diferentes: africanos, indios, turcos, belgas, búlgaros, portugueses...  y he procurado conocer e integrarme en sus costumbres, por extrañas que me parecieran. Por ejemplo, los indios no usan ni mesa ni sillas para comer, lo hacen siempre en el suelo y en muchas ocasionas los he acompañado. He disfrutado la multiculturalidad. Los meses de confinamiento en la residencia nos han dado la oportunidad de tener una auténtica “inmersión culinaria internacional” que de otra forma no hubiese sido tan intensa…

En resumen, leí que el lenguaje no verbal lo dice casi todo. Se me ilumina la cara cuando escucho la palabra “Erasmus”. Solo tengo un agradecimiento infinito a las instituciones que han permitido y permiten que existan estas becas.