La etimología del Bismuto es incierta, puede proceder del alemán Wissmuth, del neolatín bisemutum, del árabe bi-ismid, incluso hay quien le da un origen griego. Pero sea cual sea el origen, lo relacionan con su color blanco. Sin embargo, la pieza que se puede contemplar en el Centro de Colecciones Científicas, no es blanca, pues este ejemplar de Bismuto se encuentra RECRISTALIZADO. Si se calienta el Bismuto por encima de su punto de fusión y se funde, al enfriarse se cristaliza como el ejemplar de nuestra colección. Esto es debido a que el Bismuto es un mal conductor térmico, lo que significa que impide en gran medida que el calor pase a través de él. Al enfriarse los átomos se unen formando cristales (estructuras sólidas), que serán de mayor o menor tamaño dependiendo de la velocidad de enfriamiento (cuanto más rápido, més pequeño es el cristal). El Bismuto empieza a enfriarse de fuera a dentro. Al ser mal condcutor del calor, el material que no está en contacto con el aire se enfría mucho más lentamente, por lo que se forman cristales mayores y más resistentes. De ahí que adopte esta estructuta tan curiosa. La diversidad cromática que podemos observar en la pátina que recubre el Bismuto recristalizado viene dada por la diferencia de grosor en la capa de óxido que la cubre. Es raro encontrar Bismuto recristalizado con esta perfección en la naturaleza, suelen ser creados en laboratorios o incluso pueden encontrarse en las fundiciones de metal. Los Bismutos recristalizados que se comercializan son sintéticos, obtenidos en laboratorio, a partir de concentar el elemento y cristalizarlo. USOS: Si bien el Bismuto tiene diversos usos (tecnología, extintores, medicina, cosmética...) el Bismuto recristalizado se restringe al Coleccionismo. En Almería podemos encontrar Bismuto en Sierra Almagrera.
Ejemplar donado por Tecminsa S.L.