Su nombre proviene del griego “pyros” fuego y “morphe” forma. Es un mineral traslúcido con brillo un tanto graso. Pertenece al grupo del apatito y generalmente encontramos ejemplares de color verde claro u oscuro, aunque también los hay verde amarillento, blanco grisáceo, amarillo rojizo y en raras ocasiones, marrón pardo. Se caracteriza por cristalizar en el sistema hexagonal, presentando cristales prismáticos tanto cortos como largos e incluso aciculares. Además, es isoestructural con la vanadinita y la mimetita. Dentro de la escala de Mohs, presenta una dureza de 3,5 a 4 y suele tener un peso específico de 7,1.
Es un fosfato de cloruro de plomo el cual forma una serie completa con la mimetita. Es soluble en ácido nítrico y está asociado a la galena, calcita, pirita, malaquita, etc. En la naturaleza suele encontrarse con impurezas de radio, cromo, calcio, flúor, vanadio y arsénico. Suele tener una génesis secundaria, siendo frecuente en la zona de oxidación de los yacimientos de plomo.
USOS: Coleccionismo. Este mineral se puede producir de forma artificial gracias a que en 1847 el químico Nogerath detectó su presencia en una fábrica donde trataban minerales de hierro que contenían plomo y fósforo. Al ser una mena secundaria del plomo no tiene mucha importancia. Encontramos yacimientos de este mineral en minas de Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, China, etc. En España, más específicamente en Córdoba y Ciudad Real, podemos encontrar buenos ejemplares. La muestra ha sido cedida temporalmente por Juan Ibáñez Maroto.